La Chinchilla y la llegada a Casa

La chinchilla pertenece a la familia de los roedores.

Su peso en edad adulta ronda los 750 gr. y su esperanza de vida es de 15 a 18 años. Al igual que pasa con los conejos, las hembras son más grandes que los machos, y más territoriales.
Tienen un pelaje tupido y muy suave, su cuerpo es cortito y más bien rechoncho, con la cola peluda y las extremidades posteriores más desarrolladas que las posteriores, las cuales le permiten realizar un salto 10 veces superior al de una cobaya y el doble en el caso de los conejos.
Tienen uno ojos oscuros y muy grandes que junto a sus largos bigotes y sus enormes orejas, las ayudan en los desplazamientos nocturnos, ya que es cuándo desarrollan prácticamente toda su actividad, aunque durante el día también podemos encontrarla activa.

Hay disponibles una gran variedad de chinchillas, todas ellas diferenciadas por el color de su pelaje. Podemos encontrar chinchillas blancas, negras, grises, violetas, beige, mosaico blanca...

Cuándo ya tenemos elegida nuestra chinchilla, es el momento de pensar en la jaula.
Ésta debe ser lo más espaciosa posible, siendo la altura la principal característica a tener en cuenta, ya que a las chinchillas les encanta saltar por las plataformas.
Podemos incluir en la jaula algunas rampas y troncos para que nuestra chinchilla se entretenga y haga deporte.

No debemos olvidarnos de tener preparado un comedero fijo, un bebedero y una caseta o refugio. También podemos incorporar un comedero específico para el heno, y así evitar que este se pise y se ensucie. El heno no debe faltar nunca en su dieta.

La manera más adecuada para incorporar a la chinchilla en nuestra familia, es de una forma tranquila.
Durante los dos primeros días, intentaremos no cogerla muy a menudo. Nos pondremos cerca de su jaula, y le hablaremos tranquilamente para que se vaya acostumbrando a nuestra voz, a los olores... Cuándo veamos que se siente cómoda en su nuevo hogar, ya podemos empezar a disfrutar de su maravillosa compañía.